Estas últimas semanas me marcarán para los próximos años en el ámbito profesional. Cuando pensaba que me había encontrado con todo tipo de clientes, todo tipo de implantaciones, todo tipo de personas, …, resulta que te das cuenta que aun te queda mucho por aprender, pero mucho.
Tras años de arduo trabajo para realizar software sectorizado de elevada especialización y usando las best practices del sector en cuestión, piensas que cada vez puedes sorprender más a los nuevos clientes con el despliegue de posibilidades que incorpora su nuevo ERP. Esas nuevas posibilidades que le permitirá su nuevo sistema vendrá a solucionar graves y acuciantes problemas de logística, almacén, producción, etc, etc.
Sin embargo, esto que para mi resulta la cuestión principal por la que decidirse a cambiar de sistema de información, no siempre es percibido de la misma forma por el cliente. En vez de tratar de realizar más eficientemente los procesos y optimizarlos, se puede llegar a anteponer,
- la agilidad a la «plenitud» de los datos,
- la capacidad de manipulación de éstos frente a su integridad,
- la premura frente a la unicidad de los datos,
- los procesos automatizados frente a las decisiones de los usuarios,
- …
El que un primer proceso de la cadena sea extremadamente ágil puede conllevar a una complejidad y lentitud enorme en todos los procesos subsiguientes derivados de éste.
Sin embargo, y ahora, haciendo una fuerte labor de autocrítica y practicando la empatía, descubro que en determinados negocios puede que no sea lo óptimo lo más adecuado. Quizá,
- Es preferible no tener determinada información que tratar de controlarla, sobre todo cuando el coste es elevado y los márgenes así lo permiten.
- Un servicio de entrega muy rápido puede que no esté en concordancia con procesos muy íntegros pero poco ágiles.
- Trabajar para el cliente es mucho más importante que trabajar para el sistema de información.
- El efecto de determinadas decisiones de los usuarios en el día a día no afectan ni siquiera sensiblemente a la cuenta de resultados ni al negocio.
- …
En fin, que ahí estamos, con la disyuntiva de si el software debe ser un hipopótamo (grande, robusto, seguro, …) o un colibrí (pequeño, ligero y ágil).
Autor: Sergio Martínez
Recibe nuevos artículos mediante suscripción por e-mail, RSS o Feedly |
|
Un comentario
Pingback: ¿Best practices or my practices? - Mundo.erp | Tecnologías ERP