Llevo años intentanto saber porqué corro. 25 años haciéndolo da para mucho. Muchas horas de dedicación, muchas horas de sufrimiento, bastantes menos de satisfacción y todo ese esfuerzo, ¿para qué?
Sé que mucha gente al leer el titular ‘Y tú, ¿por qué corres?’ pensará en que la/s respuesta es/son clara/s: ‘Sentirme mejor’, ‘Reducir peso’, ‘Estar con amigos’, ‘Poder no sentirme culpable al comerme este postre’, etc. Sin embargo estas respuestas creo que son las típicas y tópicas, pero no son válidas para justificar tantos años de esfuerzo, sacrificio y «tiempo perdido» (entiéndase en sentido metafórico, ver link).
Llega el momento en que inevitablemente te cuestionas el porqué de esta forma de vida. ¿Qué buscamos o qué esperamos lograr? ¿Por qué lo hacemos? ¿Para qué nos sirve?… Si total, nunca voy a ganar una competición, ni siquiera voy a hacer podium (bueno, casi nunca).
¿Esperamos encontrar ese estado de «flow», «flujo» o «zona»? ¿Merece la pena el sacrificio para lograr quizá una vez en la vida esa sensación de fusión mente-cuerpo?
Sin pensar realmente en ello, las respuestas han venido solas. Hoy creo haber descubierto las razones últimas por la que lo hago:
- El ineludible paso del tiempo y la resistencia que ofrecemos a ese inexorable transcurso temporal es lo que nos incita a tratar de evitar el declive físico (y psíquico).
- Para demostrar a todos aquellos que creen que ‘No se puede’ que realmente ‘Sí se puede’. Los retos no serán los mismos que fueron en el pasado, pero serán otros y lograrlos (o acercarnos a ellos) nos refuerza la confianza en nosotros mismos.
- El deporte no era precisamente una opción en casa. Tener que desplazarme solo (sin poder acompañarme mis padres), 40 minutos andando, de noche y por calles de dudosa reputación no era una opción viable para un adolescente de 13 años. A los 20
- Años y años de un trabajo sedentario pero con un alto nivel de estrés era la única forma de liberar la tensión y la ansiedad acumulada del día a día.
- La disciplina adquirida pasa a formar parte de tu vida, y finalmente trasladándola a otros muchos ámbitos.
- Porque sin duda debe existir una relación cuerpo-mente. El bienestar físico adquirido se proyecta al bienestar psicológico.
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