Existe un difícil equilibrio entre las necesidades de los usuarios y lo que los desarrolladores de sistemas informáticos están dispuestos a proporcionarles. Si bien los primeros tienden a percibir sus necesidades como algo generalizado y obvio, los segundos tratan de estandarizar con el fin de minimizar costes. Las organizaciones, dentro de su infraestructura tecnológica, pueden disponer herramientas muy distintas que cubra esas necesidades. El modelo de capas de Gartner pretende clasificar las distintas soluciones según su grado de maduración:
- Sistemas de registro. Aquellos sistemas transaccionales poco sujetos a cambios. Su vida útil es muy elevada.
- Sistemas de diferenciación. Aquellos orientados a aportar valor diferencial a la empresa y por tanto muy sujetos a cambios debido a la rápida evolución de las organizaciones. Su vida es más reducida.
- Sistemas de innovación. Aquellas orientadas a aportar a la organización una ventaja frente a la competencia. Su vida es efímera.
Una organización debe ser consciente de que la aplicación de la estrategia por capas requiere enfoques distintos, pero de alguna forma deben encontrarse alineadas con la estrategia general de la organización (de forma transversal) y no como nichos independientes horizontales. Es decir, las estrategias más básicas (de registro) deben también servir de soporte para la diferenciación y la innovación. Si son tratados de forma independiente, se corre el riesgo de disponer de islas separadas de información que hagan prácticamente imposible esa diferenciación e innovación. En este aspecto por ejemplo, cobra especial relevancia estrategias Best of Breed que permita usar herramientas con un marcado carácter innovador y que permitan la integración con el resto de aplicaciones de la organización. La elección de las herramientas adecuadas, así como los procesos de integración con el resto de soluciones, se torna en elemento clave para el éxito de la estrategia.
Y por supuesto, la implicación fundamental de la administración y dirección de la organización es clave en la adopción de las distintas estrategias, pues debe erigirse en el principal motor del cambio dotando de las herramientas necesarias solicitadas por el departamento TI, así como de la disponibilidad de recursos humanos y económicos para ello.
Desde mi punto de vista, el software paquetizado horizontal se encuentra más en la línea de proveer sistemas de registro cumpliendo las mejores prácticas de la industria, pero sin una clara apuesta por la diferenciación y la innovación. Su amplio mercado objetivo se basa precisamente en esto, en dotar de herramientas a los usuarios que faciliten y mejoren los procesos más habituales de la industria para lograr un alcance amplio en el mercado.
Por otra parte, el software vertical sectorizado, se encontraría más en la línea de la capa de diferenciación. Las best practices de la industria de un sector concreto, permite introducir nuevas ideas y procesos de valor añadido. Precisamente los cambios incorporados en los procesos habituales permiten ir evolucionando y testeando nuevos enfoques que supondrán el feedback necesario para determinar si el camino es correcto o no.
Por último, las aplicaciones desarrolladas a medida pretenden aplicar la innovación de nuevos procesos, ya sea a través de nuevas metodologías o a través de la ampliación de éstas. En ocasiones pueden también recoger metodologías de trabajo de otras industrias con éxito probado, adaptándolas a la industria y negocio en cuestión, generando nuevos estándares.
Ciertamente la mayoría de las aplicaciones a medida se encuentran en la capa de registro, si bien yo añadiría una por debajo, denominada «cajón de-sastre», donde el mero hecho de obtener una información coherente y fiable es un logro importante. Son aplicaciones que se han hecho a imagen y semejanza de ciertos usuarios y que su evolución ha sido nula o con múltiples parches con escasa funcionalidad adicional.
Sin embargo, hay otra escala de las aplicaciones a medida, que suelen ir de la mano de grandes corporaciones, cuyo liderazgo, criticidad del negocio, ventaja competitiva o especialización les exige el desarrollo de soluciones frente a la carencia en el mercado de soluciones que se adapten.
Desde el punto de vista de la pyme, toda organización debería seguir una estrategia similar. Es decir, dedicar una gran parte de sus recursos al registro de sus recursos, pero reservando una parte de éstos para realizar cambios en sus procedimientos, y reservando otros para la aplicación de nuevas ideas con perspectivas distintas de las habituales. Si bien es difícil que una pyme pueda dedicar recursos para los sistemas de diferenciación y los de innovación, al menos sí debería esforzarse en mejorar y optimizar sus procedimientos de trabajo.
En función del sector de la industria, el «balanceo» entre las distintas estrategias tiene un peso distinto. Así, las empresas tecnológicas, ya sean más grandes o más pequeñas, suelen reservar más recursos para la innovación que las empresas de comercialización o de manufactura.
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