Desde hace unos meses, parece haberse extendido nuevos conceptos tales como Smart Industries, Industria Inteligente, Industria 4.0, etc. Estas denominaciones, si bien se remontan a hace un lustro, parecen extenderse al gran público en estos momentos y comienzan a originar el interés de lo novedoso. Como tal novedad, la mayoría de empresas comienzan a ver un nicho de mercado el cual se ha de explotar.
En el fondo, el concepto que subyace de estos términos es algo relativamente simple, se trata de lograr la automatización de todos los procesos productivos, logísticos, posventa, etc. En definitiva, de controlar toda la cadena de valor del producto. Para ello, es necesario dotar a máquinas, materias primas, componentes, productos, etc, de dispositivos capaces de comunicarse, bien entre ellos (Machine to Machine, M2M), bien con soluciones centralizadas.
Hasta aquí no hay nada novedoso. Todos conocemos fábricas muy automatizadas donde dispositivos de comunicación tales como RFID, sensores, autómatas, etc, son capaces de interactuar con el sistema de gestión ERP a tiempo real, permitiendo la toma de decisiones instantáneas.
La novedad radica en la capacidad limitada de comunicación de estos sistemas a un entorno físico reducido, por ejemplo a una sección, la cadena de fabricación o en el mejor de los casos a toda la fábrica, si bien, las Smart Industries, permitirán trasladar esa comunicación en cualquier momento y lugar. La revolución que va a permitir esto se debe a otro concepto de moda, Internet of Things (IoT), que permitirá conectar infinidad de dispositivos a Internet.
Para que una industria pueda ser catalogada como Industria 4.0, es exigible que la interrelación entre los dispositivos y/o el sistema centralizado sea a través de tecnologías de la comunicación en Internet.
Por desgracia, nos encontramos en una muy incipiente revolución industrial 4.0, donde existen proyectos concretizados en industrias, pero ni mucho menos estandarizados que hagan posible la democratización y/o universalización de la tecnología. De hecho, los abanderados de estos proyectos están siendo la administración, sobre todo locales, con sus Smart Cities, y grandes corporaciones multinacionales con gran cantidad de recursos, humanos y financieros.
Además, en la parte que compete a la infraestructura, la dispersión de tecnologías de red disponibles existentes no permite alcanzar un nivel de maduración tan importante que posibilite la consolidación de ninguna de ellas como definitivas, si bien ya existen algunas como Sigfox que comienzan a imponerse. Existe además otras cuestiones no resueltas como el elevado consumo de los dispositivos.
Las posibilidades que se abren con la universalización del IoT son inimaginables. Los dispositivos integrados en los productos serán capaces de ofrecernos múltiples datos, desde propios del entorno (temperatura, humedad, ubicación, …), otros intrínsecos al propio producto (caducidad, lote, composición, alertas de mantenimiento preventivo, …), a otros que pueden ser más preocupantes (hábitos de uso y consumo, datos de los usuarios -médicos por ejemplo-, …) y más si cabe si no se terminan de establecer protocolos de seguridad que garanticen las filtraciones de datos y la privacidad. En este sentido, el papel del Big Data, es clave y deberán gestionarse volúmenes ingentes de información con la finalidad de analizarlos, interpretarlos y correlacionarlos.
Nos encontramos por tanto tecnologías que se encuentran en un estado muy incipiente y a pesar que la tecnología evoluciona de forma exponencial, la situación actual es más de embrionaria de lo que parece.
Aun queda un aspecto a valorar y que va a ser clave. Los actuales sistemas de información, principalmente los ERP, no se encuentran capacitados, y mucho menos adaptados para «asimilar» el volumen de datos que los dispositivos van a ser capaces de generar. Y esto, principalmente por dos motivos:
- Porque los ERP no disponen de aplicaciones que sean capaces de comunicarse con el firmware de los dispositivos, y tampoco existen todavía estándares de integración con plataformas IoT.
- Porque la mayor parte de los ERP siguen trabajando con datos estructurados, sobre todo bases de datos relacionales, lo que limita la adquisición y posterior análisis de gran parte de la información generada.
A modo de resumen, el futuro se encuentra en los términos mencionados, Industria 4.0, Internet of Things, Big Data, etc, pero debemos ser conscientes del estado de la tecnología actual y no dejarnos seducir por argumentos comerciales y sí por los hechos. Los desafíos a resolver que quedan son muchos y complejos, así que su llegada a la PYME le resta unos años.
Autor: Sergio Martínez
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Las técnicas relacionadas con la industria 4.0 van dirigidas a fabricar lotes más pequeños, con productos personalizados (incluso de forma colaborativa) con estándares de calidad cercanos a 6 sigmas, para lo cual, entre otros, se debe conocer la fábrica en profundidad ( cruzando datos de señales de máquina y comprender su funcionamiento en diferentes situaciones. Los ERP van evolucionando para facilitar esto, a medida que las Pymes lo van necesitando. https://www.grupoi68.com/software-gestion-erp-industrial-sector-fabricacion-discreta/