Capítulo 8.- Sobre los nueve cambios/rasgos
El buen corredor debe conocer sus capacidades y sus limitaciones. El buen corredor sabe que todos los terrenos y pruebas no son accesibles para él. Hay pruebas que deben ser rehusadas, terrenos que deben ser desestimados y distancias prohibidas. Solo con el entrenamiento y la estrategia adecuada puede afrontar nuevos retos de forma paulatina.
El buen corredor analiza objetivamente el beneficio a conseguir frente al perjuicio que puede obtener en cada entrenamiento/competición.
Si es capaz de realizar este análisis su vida deportiva será exitosa y duradera.
Existen 5 rasgos peligrosos para los corredores:
- Los que están dispuestos a darlo todo en cada entrenamiento y en cada competición. Tendrán una efímera carrera y propensa a las lesiones.
- Los acomodados. Se acostumbrarán a un ritmo cómodo para ellos por lo que su nivel de mejora quedará muy limitado.
- Los irracionales. Se propondrán objetivos muy difícilmente alcanzables. Si además fanfarronean sobre sus objetivos quedan expuestos a la ridiculización por sus compañeros.
- Los estrictos. Incapaces de saltarse un entrenamiento y/o competición en cualquier situación. Su principal objetivo es el no descanso.
- Los solidarios. Están dispuestos a ayudar a cualquier compañero que lo necesite. Sacrifican su mejora física en favor del altruismo.
Por el contrario, existen 4 rasgos deseables en los corredores:
- Comprometidos. Establecen sus objetivos y los tratan de cumplir, aunque permitiéndose algunas licencias.
- Realistas. Proponen objetivos alcanzables y adecuados a sus capacidades, evitando la confusión de las emociones.
- Oportunistas. Aprovechan las buenas ocasiones y dejan pasar aquellas que no le aportan mejora.
- Estrategas. Son calculadores y su acción o inacción depende del análisis del beneficio a obtener.
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