Capítulo 2.- Sobre la iniciación (la dirección)
Cuando te inicies en el entrenamiento y la competición, observarás una rápida y continua progresión. Ésta, anima a pensar que siempre será así y que en breve serás capaz de hacerlo tal y como lo hacen algunos amigos o compañeros que llevan años haciéndolo.
Desconfía de esa apreciación.
Los avances no son aritméticos, por el contrario suponen un esfuerzo geométrico.
Partiendo de un nivel muy bajo, cualquier mejora es fácilmente perceptible. A partir de ahí, el nivel de mejora se hará lento y discontinuo.
El iniciado (incluso el experto) puede caer en el error de prolongar los entrenamientos y las competiciones, en tiempo, en distancia y en frecuencia. Es fácil por tanto sucumbir entonces en el sobreentrenamiento, con la consiguiente pérdida física y psicológica del corredor. La imprudencia se paga con la pérdida de forma durante meses.
Evitar los incrementos desproporcionados de entrenamiento sin asimilación.
Una adecuada alimentación del corredor debe ser parte del entrenamiento oculto de éste. Una dieta equilibrada que permita reducir peso en el corredor le hará más eficiente y por tanto conseguir mejores objetivos. El corredor podrá permitirse algunas licencias gastronómicas, pero siempre que supongan una excepción, no la norma.
Correr puede ser una actividad grata para el corredor, pero cuando se plantea sin ningún tipo de objetivos será más difícil mantenerse constante en ella.
Establecer retos y metas es necesario para dar continuidad al entrenamiento.
Planificar temporadas y definir las competiciones que han de servir de test a la competición objetivo permitirá al corredor progresar de forma óptima.
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